Esta es una investigación "boca papel" de D Antonio Fernández maestro rural.Ha recopilado términos de su pueblo Calera y Chozas, los ha cotejado con el Diccionario de la Lengua Española para saber que no existían y ahora están aquí. Estas palabras ya no se perderán.No todos los términos son autóctonos, palabras de ida y vuelta que modifican su contexto original y le dan un nuevo significado. Las palabras que se pueden leer en este diccionario es una completa selección de términos nunca utilizados en nuestro vocabulario actual, por lo tanto arqueología del lenguaje en estado puro.
VOCABULARIO CALERANO
(Calera y Chozas.Toledo.España)
por
ANTONIO FERNÁNDEZ
Maestro
(a mi tío y a todos los maestros de pueblo, a quien tanto les debemos. Ignacio Fernández)
D. Antonio Fernández autor de la investigación
Nota a la Primera Parte 2001
Nuestra lengua, el castellano o español, es la patria común de más de trescientos treinta millones de hablantes en todo el mundo y tiene su origen en el latín, como el italiano, el francés, el gallego, el catalán, el portugués y el rumano.
Las lenguas las hacen los hablantes, el pueblo, y constantemente aparecen nuevas palabras, usos nuevos de las ya existentes, expresiones nuevas o nuevas construcciones por influencia de otras lenguas, por influencia de algún grupo o por creación espontánea. Pero no todas esas innovaciones sobreviven, sino solo aquellas que cuentan con la aprobación de los hablantes.
El español actual posee más de 83.000 palabras, pero un hablante medio apenas maneja más de 4.000. Los caleranos utilizamos palabras que son exclusivas de nuestra zona, de nuestro pueblo. Quizás algunas de estas palabras sean conocidas en algún pueblo vecino; pero, básicamente, lo que hemos denominado como vocabulario calerano lo integran palabras y expresiones que son usadas por los caleranos y caleranas desde tiempos remotos.
¿Cómo surgieron estas palabras? Lo ignoramos. Solo sabemos que se transmiten con el uso de generación en generación, de padres a hijos, y que muchas de ellas han desaparecido ya y otras lo harán pronto. Bastantes de estas palabras han surgido por corrupción de un término culto, como ocurre con piujal, cuyo origen está en pegujal; en otros casos son usos distintos a los conocidos en otras zonas; y muchas veces el vocablo tiene una etimología calerana, es decir, pura invención.
Tal vez como caleranos debamos sentirnos orgullosos de contribuir en algo al léxico de una lengua que comparten tantos millones de hablantes. Pero al mismo tiempo debemos sentirnos también responsables de que una parte de nuestra identidad lingüística no se pierda y sea conocida y bien usada por los caleranos y caleranas del nuevo siglo. Posiblemente muchas de estas voces caleranas tengan su origen en la ignorancia o en el descuido, no hemos de avergonzarnos por eso. "Las lenguas son así, las hace el pueblo y el pueblo es el árbitro de las mismas. [..] El pueblo es el que tiene la última palabra; a él hemos de remitirnos lo queramos o no." (Juan Carlos Moreno Cabrera, La dignidad e igualdad de las lenguas. Madrid, 2000).
He aquí una retahíla o relistra de voces caleranas. Primero precisamos la clase de palabra a la que pertenece cada término y a continuación enmarcamos este en un ejemplo de uso para luego definirlo y especificar su origen siempre que esto sea posible. No creemos que aquí estén todas las palabras caleranas, ni mucho menos, y puede que algunas se conozcan incluso con otro significado (¡el idioma es algo vivo!), no obstante, el inventario está abierto y se agradecerán todas aquellas palabras y sugerencias que mis paisanos puedan aportar a este repertorio.
Anotemos, por último, que ninguna de estas palabras en su uso calerano, salvo error del abajo firmante, aparece en el DRAE (Diccionario de la lengua española, Real Academia Española de la Lengua, vigésima primera edición, 1992).
Calera y Chozas.Toledo.España.
Antonio Fernández Merino y Antonio Fernández (hijo) 2001
Nota a la Segunda Parte 2002
En esta segunda entrega de voces caleranas volvemos a encontrar otra vez una parte de nuestro mundo. Pero es este un mundo que poco a poco va desapareciendo y del que dentro de unos años quizás no quede casi nada. Dice el escritor leonés Luis Mateo Díez que “vivimos un tiempo en el que ya no existe el presente, porque el futuro se adueña de él a cada instante, pero en el que tampoco hay forma de agarrarse al pasado, porque ya ha desaparecido”. Este mundo, que ha pasado del carro, la noria y la fragua al teléfono móvil, el ordenador y la antena parabólica es el que de alguna manera se contiene en estas palabras; recordémoslo sin nostalgia cuando las leamos. Nuestro pueblo es hoy mejor que antes y, aunque todo es mejorable, afortunadamente también hoy se vive mejor que en el pasado.
Cuando vemos nuestros campos, nuestras industrias, los servicios con los que cuenta el pueblo y que nos benefician a todos, cuando elegimos libremente a quienes nos gobiernan, nos podemos sentir orgullosos de ser lo que somos y de lo que hemos sido: caleranos.
Antonio Fernández Merino y Antonio Fernández (hijo) 2002
NOTA. Las palabras que aquí aparecen no están en el DRAE, Diccionario de la Real Real Academia Española (21ª edición, Madrid 1992); no obstante, indicamos si aparecen con otro significado.